Dentro de las enfermedades del complejo respiratorio porcino (CRP), existen agentes primarios y secundarios u oportunistas, de origen viral o bacteriano y con diferentes grados de patogenicidad. Mycoplasma hyopneumoniae (Mhyo) es uno de los principales patógenos del CRP, con un importante rol en la enfermedad ya que desencadena y/o potencializa del cuadro respiratorio, generando grandes pérdidas económicas (Strait et al., 2012, citado por Sibila, 2013).
Por ser una bacteria que carece de pared celular, con un pequeño genoma y unos requerimientos nutricionales muy específicos, el Mhyo se fija a los cilios pulmonares modificando la barrera de defensa, inmunosuprimiendo este Sistema y permitiendo la colonización de otros agentes infecciosos secundarios como lo son la Pasteurella spp., Streptococcus spp., Haemophilus spp. y Actinobacillus pleuropneumonia, dando origen a lo que conocemos como neumonía enzoótica (NE), la cual afecta principalmente a cerdos en engorde. Si a este coctel le añadimos otros agentes virales como PRRS, PCV2, o influenza (SIV), ya estamos hablando de un complejo respiratorio porcino (Thacker et al., 2012, citado por Sibila, 2013).
En los sistemas de producción porcina hay factores de manejo, alojamiento, densidad, e incluso épocas del año que pueden favorecer la diseminación y contagio del hato, dándole a este agente una gran variabilidad en su dinámica de infección (Segalés et al., 2012). Uno de los principales factores desencadenantes de Mhyo son las hembras de reemplazo que podrían excretar la bacteria por periodos de tiempo muy prolongados, los lechones se contaminan por el íntimo contacto con su madre, pudiendo encontrarse sintomatología clínica a edades muy tempranas (Calsamiglia et al., 2000, citado por Sibila, 2013). Y aunque la prevalencia de la enfermedad a edades tempranas es baja (<10%), estos lechones serían transmisores de la enfermedad a animales de mayor edad (Nathues et al., 2013 ab, citado por Sibila, 2013).
Es importante tener claridad sobre los factores predisponentes, para así poder minimizar el riesgo de trasmisión de este agente. El contacto directo entre la madre y el lechón (nariz con nariz) y/o entre compañeros de un mismo corral es la principal forma de trasmisión de Mhyo, y un animal desprotegido (sin vacunación) o mal vacunado, puede contaminar a tres animales más de un mismo corral (Meyns et al., 2003). Aunque se ha podido demostrar experimentalmente la trasmisión a través del viento, pudiendo llegar hasta 9,5 kilómetros desde su origen (Otake et al., 2010). Un animal infectado sub clínicamente (que no presenta sintomatología y/o enfermedad) puede tener la bacteria en sus bronquios hasta por 248 días y eliminarla al medio ambiente (Pieters et al., 2010, citado por Sibila, 2013).
Por lo tanto, para poder realizar un adecuado diagnóstico de la neumonía enzoótica, es necesario observar los signos clínicos de la enfermedad, las lesiones de consolidación (hepatización) en los lóbulos apicales y cardiaco del pulmón y la detección del agente bacteriano mediante ayudas de laboratorio.
Encontrar la enfermedad causada por Mhyo, sin la asociación de otros agentes bacterianos o virales no es tan común, a menos que se trate de una primo infección, y en este caso se verá una tos no productiva, disnea, fiebre y en algunos casos la muerte, diseminándose rápidamente en la población; afectando a animales de todas las edades. El caso contrario sucede en aquellas granjas donde los cerdos han adquirido inmunidad, donde la enfermedad evoluciona de forma crónica, lenta y perdura en el tiempo, afectando la velocidad de crecimiento y la conversión alimentaria, es este caso se podría evidenciar la tos al poner en movimiento a los animales (Thacker et al., 2012, citado por Sibila, 2013).
Teniendo en cuenta la importancia de esta enfermedad y las grandes pérdidas económicas generadas a la industria, es necesario tener moléculas de última generación, de espectro reducido y dirigido, con alta eficiencia en su control. Es por esto que ACITT 100® y ACITT AQUA® son los antibióticos de elección para el control de Mycoplasma spp. y otras bacterias susceptibles.
1. ACITT es bactericida. La concentración necesaria para ser bactericida contra Mhyo es muy similar a la concentración bacteriostática.
2. ACITT es eficaz contra infecciones respiratorias (Mhyo, Mycoplasma hyorhinis, Mycoplasma hyosynoviae, Pasteurella multocida, Haemophilus parasuis, Streptococcus suis, y digestivas endémicas en el cerdo – Lawsonia intracellularis).
3. ACITT es una muy buena alternativa contra disentería cuando otros antibióticos no funcionan. Alta eficacia contra infecciones con Brachyspira hyodysenteriae.
4. ACITT consigue alta concentración en plasma en menos de 2 horas, su biodisponibilidad es 3 veces mayor que la de la tilosina.
5. ACITT tiene alta concentración en células epiteliales del intestino. Se concentra a nivel intracelular muy rápidamente (10 minutos) y al doble de la concentración en células epiteliales del intestino. Esto tiene gran importancia para el tratamiento de la infección intracelular como Lawsonia intracellularis. De los antimicrobianos usados para el control de Mhyo, la tilvalosina es el antimicoplásmico que tiene una menor concentración mínima inhibitoria.
6. ACITT penetra en los macrófagos y cambia de pH del endosoma y a concentraciones más elevadas que otros macrólidos. Aún más importante es el efecto sobre el pH de la célula que puede causar posibles efectos anti- víricos.
7. El metabolito principal que tiene ACITT se metaboliza en el hígado a 3- acetiltilosina (3-AT) una molécula que tiene propiedades antimicrobianas efectivas en el intestino. Se fija a un lugar diferente del ribosoma y así mejora su eficacia, evitando la síntesis de proteína bacteriana.
8. ACITT tiene un tiempo de retiro corto, solo 5 días.
9. ACITT tiene excelentes propiedades físicas para la incorporación en premezclas. Tiene un alto grado de fluidez, resultando en un bajo riesgo de contaminación cruzada, un alto grado de homogeneidad en la premezcla debido al tamaño de la partícula.
10. ACITT es altamente palatable.
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Referencias: